Estamos en el siglo XIII, Aroldo es un caballero escocés que al regresar de Palestina tras barallar en las Cruzadas se encuentra con que su mujer, Mina, le ha puesto los cuernos con otro. Tras el regreso del guerrero, Mina vive atormentada por la culpa y el remordimiento. Aroldo, el nombre de nuestro protagonista masculino, da título a una ópera de Verdi que es un remake de otra anterior, Stiffelio; sin embargo las partes más conocidas de la ópera son aquellas en las que interviene su mujer.
Stiffelio, estrenada en 1850 tuvo muchísimos problemas con la censura, estaba ambientada en pleno siglo XIX y su protagonista no era un cruzado sino un ministro protestante, el tema principal giraba en torno a si el marido cornudo debía perdonar o no el adulterio. No es de extrañar que en un país católico como Italia el hecho de que un religioso tuviera esposa chirriara bastante, y más todavía si ésta le había puesto los cuernos, por eso la ópera fue sometida a todo tipo de cambios, como la sustitución del título original por otro distinto, la mutilación de algunos de sus números o incluso el cambio de alguno de sus actos por otro perteneciente a una otra ópera. La de Stiffelio era una historia que, por su carácter burgués, podríamos emparentar con otras óperas verdianas como con Luisa Miller o, sobre todo, La traviata, demasiado moderna para la época.
Siete años más tarde Verdi decidió a revisarla, estrenándose bajo el título de Aroldo en Rimini, con ocasión de la inauguración de un nuevo teatro para la ciudad, y tuvo mucho éxito, se cuenta que Verdi tuvo que salir a saludar en 27 ocasiones; sin embargo, Aroldo antes de que pasaran unos quince años terminó desapareciendo del repertorio, hoy apenas existen grabaciones de ella.
En el segundo acto de Aroldo nos encontramos con el fragmento que ha motivado esta entrada, un recitativo acompañado, aria y cabaleta de Mina; la mayoría de la música compuesta para esta escena ya existe en Stiffelio, pero en Aroldo Verdi sustituye la cabaleta final, Perder dunque volete, por otra: Ah dal sen di questa tomba.
La escena, dividida en tres partes (recitativo acompañado, aria y cabaleta) comienza con una oscura y grave introducción orquestal a la que sigue un intenso recitativo acompañado, Mina se encuentra en un cementerio, en Stiffelio ha quedado allí con su amante y está esperándole, pero en Aroldo no sabemos muy bien por qué se encuentra en ese lugar, así que cuando aparece el amante en la escena siguiente, como no lo espera, se sorprende y le ruega que desaparezca. Pero volvamos a la primera escena, el remordimiento no cesa de atormentar a Mina, allí donde posa su mirada encuentra algo que parece reprocharle su traición; ante la tumba de su madre, entona una plegaria suplicándole que, desde el cielo, interceda por ella, es un momento para la expansión lírica con subidas al agudo, arriesgados descensos a la zona grave y regulaciones que comprometen el fiato. Para terminar Verdi coloca la cabaleta de rigor, lo más complicado de toda la escena, requiere suficiencia en el registro agudo y descensos al grave fuera de lo común, imposibles para una soprano ligera o incluso lírica, Callas podría haber dado una versión referencial de la escena si la hubiera grabado una década antes, aún así ella, con una extensión vocal suficiente en la que la zona aguda muestra una decadencia y oscilación más que evidente, nos da lecciones de técnica, musicalidad e intención dramática.
Buen desayuno he tenido, gracias por el descubrimiento. Caballé impresionante, y Callas, como siempre, aunque tuviese limitaciones
ResponderEliminarPues cualquiera diría que para desayuno resulta algo convulso.
EliminarNo me importa. Me gustan los huevos revueltos
Eliminar¡Que tiempos aquellos!...cuando además de técnica, musicalidad e intención dramática, aportaban una personalidad que las hacía inconfundibles y una capacidad para enfrentarse a estos retos.
ResponderEliminarConocía la escena porque tengo la grabación completa con Caballé. Lo estimulante ha sido la comparación con Callas...A mí me ha amenizado la cena.
De Caballé circulan varias versiones del aria, además de la grabación completa de la ópera -que no la grabó en su mejor época, más bien al comienzo del declive-, hay una temprana grabación, finales de los sesenta, del aria en estudio y otras en conciertos en vivo, como la que he puesto del 74 en el Palacio (Château) de Tholonet, uno de los grandes conciertos de Caballé que se conservan grabados . Ella sólo cantó el papel completo, que yo sepa, en esa versión en concierto desde N.Y. que citas. Por cierto, me parece que es la última "cabaletta" que compuso Verdi.
EliminarCiertamente son dos puntos radicalmente opuestos de enfrentarse a la escena, Callas más adecuada por extensión vocal, en pleno declive y una expresividad más natural, o más interiorizada, y Caballé con expresión más forzada, empleando la baza de la belleza vocal y la línea de canto.